¿Dónde está la felicidad?
¿Es acaso una zanahoria que perseguimos como unos locos y sin sentido?
Quizás sí, quizás vayamos detrás de ella asumiendo que es algo material, algo tangible que “llega cuando…”, que “llega si…”
En fin, que llega.
Y si, en cambio, pudiéramos darle la vuelta y pensar (¡pst pst! es sólo una idea pero tómate el momento de recibirlo) que habita en nosotros, que la felicidad somos sin más.
¡Ay! Tan idílico y simple.
Pero, ¿y si lo fuera?
Simple, me refiero.
¿Sabes? Mientras pasaba la tarde fotografiando la nueva serie de joyas en la playa se me fueron las horas sin darme cuenta, no estaba pendiente de ello.
Simplemente estaba allí disfrutando, oliendo el mar y sintiendo.
Repito, estaba allí.
Puedo asegurarte que sonríe, que le cambia la mirada, que corre y disfruta, que es feliz.
Y soy feliz junto a ella.
Pienso en mis paseos, cuando siento la arena en los pies, áspera y cálida.
Cuando dejo que el mar me moje la piel y la ropa, da igual.
O cuando encuentro piedras y opérculos, tan chiquitos y perdidos por la playa.
Y soy feliz.
Pienso en la luz tenue que asoma por la ventana al despertar y veo la silueta del hombre que amo a mi lado.
Y soy feliz.
Pienso en el taller, mientras hago y juego, mientras creo sin pretensiones.
En los abrazos y los mates compartidos con mi familia cuando viajo a Argentina, en sus voces.
En la música que escucho en bucle sin parar.
¡En tantas cosas! No quiero aburrirte, mi lista es muy larga.
Reflexionando, entiendo que los momentos de felicidad los siento cuando estoy presente en lo que hago, plena y allí (y aquí ahora escribiéndote).
Cuando mi cuerpo y mi conciencia coinciden en tiempo y espacio.
¡Y la magia sucede!
Quiero decirte que no hay que irse lejos para encontrar la felicidad, ni correr detrás de una zanahoria imaginaria.
Puede ser que la felicidad ya la estemos habitando, ya la somos y nos damos cuenta de ello por instantes.
En esta reflexión descubrí Lykke, una palabra danesa que significa felicidad.
Y no encontré forma más bonita de llamar a esta pequeña colección de joyas.
Son la representación simple, sencilla y material de lo que siento como felicidad.
¡Deseo que te encanten!
Vuelvo al principio y te pregunto,
¿Dónde crees que está la felicidad?